La relación de pareja es una de las principales fuentes de apoyo emocional y social, pero en muchas ocasiones puede actuar como fuente de estrés.
Las dificultades de pareja se caracterizan por ser conflictos que suelen provocar insatisfacción en uno o ambos miembros de la misma, pudiendo generalizarse este malestar a otras áreas de la vida de las personas. Pueden ser dificultades en la convivencia, problemas en la comunicación, disminución de actividades gratificantes en pareja, celos, infidelidad, etc.
El objetivo de la intervención psicológica es identificar los factores tanto individuales como de la propia relación, que generan y mantienen los estilos conflictivos dentro de ésta, y establecer un plan estructurado de intervención dirigido a eliminar o reducir estos factores y así poder mejorar la calidad en la relación y la satisfacción individual. Durante el desarrollo de las sesiones, a veces estarán presentes ambos miembros de la pareja (sobre todo para evaluar la interacción entre los dos) y, otras veces, puede que se lleven a cabo sesiones individuales.
La terapia de pareja consistirá en términos generales en:
Abordaje de situaciones de crisis como: